Este primer picador profesional
de toros de lidia, orgullosamente Campechano, inició su aventura hace cinco
años, inspirado de la labor del tambien picador profesional Alejandro Sosa
Palma, que tiempo después llegó a ser su maestro y amigo y relacionarlo en todo
el sureste mexicano, con la finalidad de ir perfeccionando día con día su labor
en el tercio de varas que no es nada fácil ya que uno de los principales
objetivos en esta encomienda del primer tercio es determinar la bravura, el
comportamiento y temperamento del toro de lidia.
Siendo el mayor de tres hermanos, Eduardo Enrique, no le fue nada fácil salir de casa cuando era menor de edad, al hacerle saber a sus padres, de sus sueños, de buscar enfrentarse al toro de lidia, montado en un caballo con la vara en mano y sobre todo recibir las primeras oportunidades en las corridas que se vienen celebrando en todo el sureste, pero las ganas de salir adelante y levantarse después de cada caída, lo impulso a trazarse la meta con una disciplina para ir conociendo los sitios a donde deben de ir colocados cada uno de los puyazos.
Orgulloso de sus raíces, el
conocido “Lalo” en su natal Hecelchakán, al pasar este examen profesional sabe
de los sacrificios que se tiene que hacer para alcanzar sus próximas metas una
vez tomada la alternativa y seguir escalando en otras plazas del país, sabe la
importancia de este tercio de varas y de la intervención de torero para
ayudarlo con el capote y situar al astado para recibir la puya y para esto
también busca siempre estar al contacto con cada uno de los espadas para ir trabajando
coordinadamente en cada festejo.
Este es la primera vez que se
realiza una ceremonia en un ruedo artesanal del sureste mexicano y Eduardo
Enrique, ha sido un privilegiado con esta distinción para seguir el camino del
buen picador que debe de jugar entre la querencia y la contraquerencia, es
decir entre la mansedumbre y la bravura, ofreciendo siempre del pecho del
caballo, por eso al llevar a cabo esta labor se prepara para recibir la
embestida de toro, tratando siempre el evitar que el astado llegue a tocar el
peto ya que para esto sirve la vara y con esto arroja luz sobre el
comportamiento de animal para vaticinar cómo actuará frente al diestro durante
la esperada faena de muleta.
Inolvidable ese hecho histórico, en la que cientos de aficionados de la fiesta brava, que se dieron cita el pasado 6 de enero en la comunidad de Poc Boc fueron testigos de esta ceremonia en tierras Campechanas, en la que un joven de apenas 22 años de edad, está abriendo las puertas con un trabajo responsable y continuar con esta importante labor de enfrentar al toro y ahormarlo que quiere decir templar la conducta del astado, prepararlo para que la faena que viene más adelante con el torero, sea lo más lucida posible.
La labor del picador de toros,
tiene especial importancia cuando el ejemplar es demasiado manso y Eduardo
Enrique, sabe lo que es estar frente a un astado de más de cuatrocientos
cincuenta kilos, montado en un caballo y bien equipado, su alternativa lo dice
todo, su nueva credencial en la Asociación Nacional de Picadores y
Banderilleros (ANPyB) es un verdadero orgullo, porque muy pronto tendremos la
oportunidad de verlo trascender en otras importantes plazas del país,
cumpliendo su sueño de “loco” como el mismo suele decir.